TRANSPORTE
El aluminio se utiliza en el transporte debido a su inmejorable relación resistencia-peso. Su peso más ligero significa que se requiere menos fuerza para mover el vehículo, lo que genera una mayor eficiencia de combustible. Aunque el aluminio no es el metal más resistente, alearlo con otros metales ayuda a aumentar su resistencia. Su resistencia a la corrosión es una ventaja adicional, ya que elimina la necesidad de revestimientos anticorrosión pesados y costosos.
Si bien la industria automotriz todavía depende en gran medida del acero, el impulso para aumentar la eficiencia del combustible y reducir las emisiones de CO2 ha llevado a un uso mucho más amplio del aluminio. Los expertos predicen que el contenido medio de aluminio en un coche aumentará un 60% para 2025.
Los sistemas ferroviarios de alta velocidad como el CRH y el Maglev de Shanghai también utilizan aluminio. El metal permite a los diseñadores reducir el peso de los trenes, reduciendo la resistencia a la fricción.
El aluminio también se conoce como el "metal alado" porque es ideal para los aviones; de nuevo, por ser ligero, fuerte y flexible. De hecho, el aluminio se utilizaba en las estructuras de los dirigibles Zeppelin incluso antes de que se inventaran los aviones. Hoy en día, los aviones modernos utilizan aleaciones de aluminio en todas partes, desde el fuselaje hasta los instrumentos de la cabina. Incluso las naves espaciales, como los transbordadores espaciales, contienen entre un 50% y un 90% de aleaciones de aluminio en sus piezas.